VATICANO,
En la última parte de su discurso de esta mañana ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Papa Juan Pablo II aseguró que las normas canónicas deben aplicarse para sancionar los casos de inconducta sexual de sacerdotes pero aseguró que el problema debe prevenirse desde los seminarios.
El Pontífice se refirió finalmente a la “cuestión delicada y actual” del aumento de los casos disciplinares sobre los “delicta graviora” (delitos graves), incluidos los “delicta contra mores” (delitos contra las costumbres).
El Santo Padre enfatizó que las normas canónicas aplicadas con justicia y equidad “tienden a garantizar tanto el ejercicio del derecho de defensa del acusado como las exigencias del bien común” y una vez comprobado el delito es necesario aplicar tanto el “justo principio de la proporcionalidad entre culpa y pena, como la exigencia predominante de tutelar al Pueblo de Dios”.
Sin embargo, el Papa precisó que la solución no pasa solo por las sanciones sino que exige trabajar con los candidatos al sacerdocio.
“Esto no depende únicamente de la aplicación del derecho penal canónico, sino que encuentra su mejor garantía en la formación justa y equilibrada de los futuros sacerdotes llamados explícitamente a abrazar con alegría y generosidad aquel estilo de vida humilde, modesto y casto, que es el fundamento práctico del celibato eclesiástico”, precisó.
El Papa pidió a la Congregación “colaborar con los demás dicasterios de la Curia Romana competentes en la formación de los seminaristas y del clero para que se adopten las medidas necesarias que aseguren que los presbíteros viven conforme a su llamada y a su compromiso de perfecta y perpetua castidad por el Reino de Dios”.