VATICANO,
Desde el pasado 31 de agosto, Mons. Tadesuz Kondrusiewicz, Arzobispo de Minsk y presidente de los obispos de Bielorrusia, no puede regresar a su país. Ese día trató de volver a su diócesis procedente de Polonia, donde había acudido para una celebración, y fue bloqueado en la frontera. La excusa oficial: su pasaporte no era válido.
En declaraciones a ACI Prensa, Mons. Kondrusiewicz señaló que "la Santa Sede está haciendo importantes esfuerzos para resolver este problema".
El 19 y 20 de octubre el Arzobispo ha estado en el Vaticano para reunirse con el Secretario de Estado, Cardenal Pietro Parolin, y con el Secretario del Vaticano para las Relaciones Internacionales, Mons. Paul Richard Gallagher, y discutir su situación personal y la de su país.
El bloqueo de Mons. Kondrusiewicz es una complicada situación producto del contexto de ataques a los derechos humanos y a las libertades que padece este país del este de Europa tras las protestas contra los resultados de las elecciones presidenciales que tuvieron lugar el 9 de agosto y que dieron la victoria al actual presidente Alexander Lukashenko, en el poder desde el año 1994.
El veto al regreso del Arzobispo de Minsk sorprendió a los fieles y autoridades religiosas de la Iglesia Católica, pues Mons. Tadesuz Kondrusiewicz había mantenido conversaciones positivas con el Gobierno, había organizado encuentros interreligiosos de oración y había predicado la reconciliación, en un país con fuertes divisiones internas.
En la entrevista, el Arzobispo bielorruso se mostró muy preocupado porque "la situación en Bielorrusia es muy difícil, en ocasiones, crítica. Pero aún me preocupan más algunos lemas que veo y que escucho: 'Recordamos, no perdonamos'. Este no es un modo cristiano de pensar". "Sin perdón", explicó, "no hay camino hacia la reconciliación, no hay camino hacia la paz".