La Diócesis de Cúcuta, territorio fronterizo en Colombia con Venezuela, salió al encuentro y brindó alimentos y equipos de protección sanitaria a migrantes venezolanos, que luego de meses de estar en la frontera volvieron a salir a las carreteras para mejorar sus condiciones de vida.
La pandemia del coronavirus ha generado una crisis particular en la ciudad de Cúcuta, pues al ser un territorio fronterizo, la pobreza económica y la necesidad de aliento espiritual se acentúa con creces por la presencia de migrantes venezolanos que habitan en las periferias.
La Diócesis de Cúcuta explicó en un comunicado del 14 de octubre, que ante la carencia de oportunidades laborales en Venezuela y luego de varios meses de estar detenidos en la frontera, los "migrantes caminantes" reaparecieron en las carreteras del norte de Santander "rumbo al interior de Colombia o a otro país" para mejorar su calidad de vida.
En este contexto no solo están expuestos a contagiarse de COVID-19 y con ello, "agravar cualquier situación de salud que presenten o afectar severamente a niños y ancianos", sino que también afrontan "problemas de salubridad", indicó.
"Una de las situaciones más delicadas en este fenómeno migratorio, es la cantidad de niños que se ven ahora en brazos de sus madres y en los hombros de sus padres, enfrentándose a la odisea de la migración", señaló la Diócesis el 15 de octubre.
Frente a ello, la Diócesis de Cúcuta señaló que siguiendo el "llamado del Papa Francisco de acoger, proteger, promover e integrar", salió a las carreteras para encontrarse con los migrantes y así poder brindarles acompañamiento espiritual y asistencia material.