La reliquia de sangre de San Juan Pablo II que estaba en la Catedral de Spoletto-Nursia ha sido la última de una larga serie de reliquias robadas en los últimos años en Italia. De hecho en 2014 ya habían robado otra de un santuario dedicado al Papa peregrino.
En los últimos 30 años en Italia al menos otras ocho reliquias han sido robadas, un dato que revela que estos hechos no son nuevos y que lamentablemente van en aumento.
Los motivos de estos robos son diversos. A veces las roban para ser vendidas en Internet, donde el tráfico de estos objetos sagrados es creciente pese a la prohibición y pese a que muchas que se ofrecen online son falsas. En ocasiones son usadas como rescate y a veces el robo expresa una especie de "pataleta", tras lo cual son devueltas.
En 1981 en Venecia fueron robados los restos de Santa Lucía. En 1983 en Cosenza desapareció un diente de San Francisco de Paula. En 1991, en Padua, fue robada la barbilla de San Antonio mientras que en 1999, en Cortona, robaron un pedazo del hábito de San Francisco. En 2003 en Terni desapareció un hueso del cráneo de San Valentín.
Dos robos tuvieron relación con Don Bosco, el santo fundador de los salesianos. En 2011 en Alasso fue robado un hueso de una de sus manos y en 2017, en Asti, sustrajeron el cerebro del santo sacerdote.
Cuando este fue robado, los salesianos emitieron un comunicado subrayando que podían quitarles una reliquia, pero nadie podía quitarles a Don Bosco. Eso es cierto y vale para todos los santos, pero este tipo de robos ciertamente golpean fuerte a los fieles devotos.