VATICANO,
La renuncia del Cardenal Angelo Becciu, aceptada ayer jueves 24 de septiembre por el Papa Francisco, después de una serie de informaciones publicadas por la agencia en inglés del Grupo ACI, Catholic News Agency (CNA), sobre los escándalos financieros en los que estaría involucrado el hasta ayer Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, ha destapado nuevos detalles sobre los motivos últimos que han llevado al Pontífice a pedir la dimisión del Purpurado de 72 años de edad.
Según las investigaciones, el Cardenal Becciu habría empleado millones de euros de fondos caritativos del Vaticano en inversiones especulativas y de riesgo. El dinero procedente de las finanzas vaticanas y de la Conferencia Episcopal Italiana habría beneficiado a proyectos dirigidos por los hermanos del Cardenal.
Las principales acusaciones contra el Cardenal Becciu se refieren al período en que ejerció como Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano entre 2011 y 2018, año en el que el Papa Francisco lo creó Cardenal y lo designó Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Según la información publicada por CNA, se emplearon 200 millones de dólares para financiar la compra por parte de la Secretaría de Estado de un inmueble de lujo en la Sloane Avenue de Londres. Parte de esos 200 millones se habrían obtenido por medio de un crédito concedido por la BSI, un banco suizo con una extensa trayectoria de violación de las legislaciones contra el blanqueo de dinero y el fraude.
Además, según un reciente artículo publicado por el semanario italiano L'Espresso, el Cardenal Becciu entregó al financiero Enrico Crasso, antiguo directivo del Credit Suisse, el control de millones de euros de fondos de inversión del Vaticano de la Secretaría de Estado y del fondo de caridad del Óbolo de San Pedro.
Crasso también es directivo del Centurion Global Fund, un fondo de inversión empleado por la Secretaría de Estado con vínculos con bancos suizos investigados o implicados en sobornos y escándalos de lavado de dinero.