A pesar de las presiones de diversos grupos pro-vida, autoridades de la Universidad Católica de Georgetown confirmaron que los científicos que realizan investigaciones en el centro de estudios seguirán utilizando células obtenidas de bebés abortados.
Entre las organizaciones que se oponen a la decisión de la Universidad se encuentra Children of God for Life, que a través de su directora ejecutiva, Debra Vinnedge, ha venido luchando para detener el uso de células de bebés abortados en la investigación y productos como los cosméticos.
Vinnedge escribió al Arzobispo de Washington, Cardenal Theodore McCarrick, para pedirle que se dirija a las autoridades de la universidad; y recibió una respuesta positiva del Purpurado.
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