Tras el incendio en el campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos (Grecia) el pasado 8 de septiembre, Caritas Europa emitió un comunicado en el que pidió "la seguridad de los migrantes y la solidaridad de Europa".
Manifestaron estar "alarmados y entristecidos" por el desastre humanitario generado después de que varios incendios destruyeron casi la totalidad del campo de refugiados de Moria.
Según precisan, "durante meses e incluso años, más de 12.000 residentes estaban acogidos en el campo, superando cuatro veces su capacidad y soportando condiciones miserables, mientras esperaban que se procesaran sus solicitudes de asilo".
Destacan que "tras haber huido de la guerra, la pobreza extrema y la persecución, los residentes del campamento, incluidos cientos de niños y adultos vulnerables, se ven nuevamente privados de refugio o seguridad" ya que el fuego destruyó contenedores, tiendas de campaña, equipos y todas las instalaciones, incluidas las del servicio de asilo griego.
Maria Alverti, directora de Cáritas Hellas, Grecia, declaró: "Imagínense el sufrimiento que estas personas han soportado en sus vidas y que una vez más se enfrentan a la miseria, la incertidumbre y la falta de refugio. Es un milagro que no haya habido víctimas en los incendios".
Por eso Alverti hizo un llamamiento a "la compasión humana" que aseguró "es más vital ahora que nunca. Al mismo tiempo, es importante denunciar que incluso antes del incendio las condiciones de vida en el campamento eran insostenibles".