Frente al paso del huracán Laura, los católicos de Lake Charles en Louisiana (Estados Unidos) agradecieron a Dios porque los daños fueron menores de lo esperado y aseguraron que las oraciones fueron la razón de que varias casas resultasen intactas.
Este 27 de agosto el huracán Laura se convirtió en una tormenta de categoría 4, que dejó sin electricidad a 800 mil hogares en Louisiana, Texas, Arkansas y Mississippi. El agua superó los tres metros de altura y causó daños considerables en la estructura de muchos edificios.
El sistema eléctrico y las instalaciones de agua en la ciudad están dañadas, los árboles y los cables eléctricos caídos han obstaculizado la entrada de los camiones de ayuda y los vidrios de varios edificios han explotado.
La estudiante becada de la Fraternidad de Estudiantes Católicos Universitarios (FOCUS) en la Universidad Estatal de McNeese, Mary Caitlin Spinig, indicó que salió de la ciudad con un grupo de cinco personas hacia Biloxi, Mississippi, escapando de la tormenta, que originalmente sería de escala 2.
Spinig indicó que esa noche todos se fueron a dormir "pensando que a la mañana siguiente no quedaría nada de Lake Charles", sin embargo, el nivel de inundación fue menor a los 6 metros pronosticados originalmente.
"El huracán solo se quedó en la ciudad durante seis horas, y aunque hubo daños, la mayoría de los edificios todavía estaban allí por la mañana. Uno de los meteorólogos señaló que la marejada ciclónica se dirigía a Louisiana, se desvió hacia el este y desapareció. Para mí, ese era el Señor", señaló.