Burkina Faso sufre graves problemas relacionados con el terrorismo yihadista y con la pandemia de coronavirus, pero eso no ha impedido que un pequeño grupo de niños desplazados internos pueda recibir la Primera Comunión.
Burkina Faso está situado en África Occidental y es un país que ha sufrido mucho. Hasta la llegada del Estado Islamico en el año 2015 Burkina Faso era un oasis de estabilidad y paz interna pero la situación ha ido empeorando hasta llegar al caos.
Según informa la Fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, los yihadistas y las bandas criminales han atacado violentamente grandes partes de este país predominantemente musulmán.
Por una parte está la exasperación causada por el abandono de zonas enteras por parte del gobierno, que se une a la rivalidad étnica y el fanatismo islamista.
Los yihadistas quieren establecer un nuevo califato, los criminales usan el caos para sus propios fines y el tráfico de drogas y armas florece.
Francia ofrece su apoyo al país, pero no es suficiente para controlar la situación. De hecho, según reporta ACN, casi un millón de personas se han convertido en refugiados en su propio país, en uno de los más pobres del mundo, lo que hace que las perspectivas de la población sean sombrías.