La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) exhortó al Gobierno a detener el uso continuo de la pena de muerte, luego de que el Departamento de Justicia reanudara las ejecuciones al cumplirse un aplazamiento de 17 años.
"La oposición de la Iglesia a la pena de muerte es clara y hemos hecho muchas solicitudes para que el Gobierno federal no reanude estas ejecuciones. Sin embargo, el Gobierno no solo lo ha hecho, sino que también ha programado más ejecuciones. Después de los tres primeros en julio, hay dos esta semana y dos más a finales de septiembre", lamentaron los obispos en un comunicado del 27 de agosto.
"Recordando el llamado del Señor a la misericordia, renovamos nuestra súplica: ¡detengan estas ejecuciones!", añadieron en el mensaje firmado por Mons. Paul S. Coakley, presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la USCCB, y por Mons. Joseph Naumann, presidente del Comité Provida.
El miércoles 26 de agosto el Gobierno ejecutó al ciudadano navajo condenado por doble asesinato, Lezmond Mitchell, a pesar de las objeciones de la Nación Navajo, en cuyo territorio ocurrió el crimen.
Además, tres personas más fueron ejecutadas en julio, a pesar de las solicitudes de indulto al presidente Donald Trump, emitidas por líderes religiosos y políticos, incluidas las solicitudes de los arzobispos de Newark e Indianápolis.
El 7 de julio los obispos estadounidenses se unieron a mil líderes de otras religiones representativas del país para firmar una declaración en oposición a las ejecuciones federales que el Gobierno dispuso reanudar ese mismo mes.