MADRID,
Francisco Paolo Yang es un joven chino de 27 años que fue bautizado el pasado 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de María, en una parroquia de la periferia de Shanghái (China) después de años de búsqueda espiritual.
Según relata a Asia News, Francisco Paolo nació en 1993 en una familia sencilla de Anhui (China) y creció en un ambiente ateo.
Durante los primeros años de universidad asegura que "era totalmente laicista y hedonista sin grandes aspiraciones y llevaba una vida absurda y disoluta", hasta que en un momento determinado "improvisadamente y sin ningún preaviso, como si hubiese estado fulminado, decidí que no quería vivir sin un objetivo específico. Ahora, mirando para atrás, sin ninguna duda entiendo que era la gracia de Dios que me aferró".
Por eso comenzó a estudiar Filosofía por su cuenta, "tratando de descubrir qué es la sabiduría".
Sin embargo, en ese camino, lo primero que encontró fue la filosofía moderna occidental "que se reveló hecha de especulaciones pobres, un racionalismo abstracto, que nada tiene con la vida real. No era aquello que deseaba mi corazón, entonces me dirigí hacia la así llamada "conocimiento de la vida", o sea la filosofía china, en particular la filosofía confuciana. Dios a menudo nos conduce a recorrer un camino tortuoso para que podamos realmente sentir su Divina Providencia omnipotente".
"Entre las filosofías confucianas y el estudio de Zhu Zi y justo a través de él conocí a Santo Tomás de Aquino y gracias a este último la Verdad divina y santa de la Iglesia. Para más, el respeto que el catolicismo muestra hacia la tradición y los santos, su profundo compromiso crítico hacia la modernidad, el ejemplo de misericordia dado por los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, todo esto estaba en perfecta sintonía con mis experiencias y lo que había estudiado precedentemente y ejercitó una profunda satisfacción sobre mí", afirmó.