CIUDAD DE MÉXICO,
La reciente muerte de Edwin Rodrigo Castro de la Parra, un joven migrante guatemalteco que buscaba asilo en Estados Unidos, convierte al Río Bravo, en la frontera de México y Estados Unidos, en "el río de la sangre", aseguró recientemente la hermana Norma Pimentel, directora ejecutiva de Catholic Charities del Valle del Río Grande.
A través de un post en Facebook, la hermana Pimentel señaló que debido a la muerte de Castro de la Parra todos en el campamento de migrantes en Matamoros, a orillas del Río Bravo, "están sufriendo" y "llorando porque su amigo, su compañero, su hermano, su nieto, su esposo, su papá, está muerto".
El cuerpo de Edwin Rodrigo, considerado un líder de la comunidad migrante guatemalteca, fue encontrado el martes 18 de agosto a orillas del Río Bravo. Mientras que algunos sostienen que falleció tratando de cruzar el caudal de agua que sirve como frontera natural de México y Estados Unidos, la hermana Pimentel asegura que no fue así, pues "todos sabían que él no puede nadar".
El joven se encontraba en la zona fronteriza junto a su madre, su hermana, su esposa y su pequeña hija durante más de medio año esperando recibir asilo en Estados Unidos.
De acuerdo a la religiosa estadounidense, el migrante guatemalteco "se acercó a ver a una mujer embarazada que estaba intentando cruzar el río, escuchó un grito y pensó que necesitaba ayuda. Entonces de repente se ha ido. ¿Cayó al río? Todo lo que hay es silencio y lágrimas".