Hoy la Iglesia celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, dogma proclamado hace 70 años que afirma que la Madre de Dios fue elevada al Cielo en cuerpo y alma.
La proclamación ocurrió el 1 de noviembre de 1950 con la Constitución Munificentisimus Deus del Papa Pío XII, que afirma lo siguiente:
"Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo".
Esta verdad de fe revelada por Dios a través de la Biblia o la Sagrada Tradición recuerda que el cuerpo y alma de la Virgen María fueron glorificados y llevados al Cielo al término de su vida terrena.
El Catecismo de la Iglesia señala que la importancia de este dogma radica en la relación de la Resurrección de Jesucristo y la resurrección de los fieles.
"La Asunción de la Santísima Virgen constituye una participación singular en la Resurrección de su Hijo y una anticipación de la resurrección de los demás cristianos", señala en el numeral 966.