Los obispos de Estados Unidos condenaron el "sacrílego ataque" perpetrado con una bomba molotov contra la Catedral de Managua el pasado 31 de julio, que provocó un incendio y destruyó el sagrario y la histórica imagen de la Sangre de Cristo.
"Junto con el Papa Francisco y mis hermanos obispos en América Latina, condeno el sacrílego ataque contra la Catedral de Managua que ocurrió el viernes 31 de julio", señala una nota firmada por Mons. David J. Malloy, Obispo de Rockford y jefe del Comité Internacional de Justicia y Paz del Episcopado estadounidense, en una declaración publicada este 5 de agosto.
"El aparente objetivo de la explosión –un histórico crucifijo del siglo XVII– se ha convertido en una imagen conmovedora del sufrimiento de la Iglesia en el país, que ha sufrido diversos ataques retórico y físicos (tres en las últimas tres semanas) desde que medió para alcanzar la paz en 2018", agregó el texto.
"Agradezco el pronto comunicado del gobierno de Estados Unidos en apoyo a la Iglesia en Nicaragua tras el ataque. Urjo a la Administración a que siga en la búsqueda de la paz para Nicaragua".
Finalmente, el Obispo resaltó que "la Iglesia en Estados Unidos acompaña a los fieles sufrientes de Nicaragua y a todas las personas de buena voluntad que buscan la paz y la reconciliación en el país".
El Cardenal Leopoldo Brenes, Arzobispo de Nicaragua, consideró que el ataque contra la catedral a las 11:00 a.m. del viernes 31 de julio fue un "acto de terrorismo".