Las monjas benedictinas de la Basílica Sacré Coeur (Sagrado Corazón) en Montmartre, París, relatan que en 136 años, desde el 1 de agosto de 1885, nunca han dejado la adoración perpetua del Santísimo Sacramento, tampoco ahora en medio de la pandemia del coronavirus.
La adoración Eucarística en este templo, el segundo más importante luego de la Catedral de Notre Dame en la Ciudad Luz, tampoco se interrumpió durante la cuarentena en Francia que comenzó el 17 de marzo y culminó el 31 de mayo.
"La adoración no ha parado ni un minuto, incluyendo el periodo de las dos guerras mundiales", dijo al National Catholic Register la religiosa Cécile-Marie, miembro de las Hermanas Benedictinas del Sacré-Cœur de Montmartre y responsable de la adoración eucarística por las noches.
"Incluso durante el bombardeo de 1944, cuando algunos escombros cayeron junto a la basílica, los adoradores estuvieron aquí", destacó.
Con la cuarentena por el coronavirus, los laicos ya no pudieron asistir al templo, por lo que las 14 religiosas debieron adaptar sus horarios, con casi todas en doble turno. "Fue claro para nosotras, que no fuimos tocadas por el coronavirus, que debíamos adaptarnos rápidamente a la situación", comentó la religiosa.
"Nunca dejamos solo al Señor y ninguna puede irse hasta que la siguiente persona llegue, algo que puede complicarse si alguna no se levanta a tiempo", relató.