El Arzobispo de Los Ángeles y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Mons. José Gomez, recordó a los fieles que Jesús los llama a ser pacificadores y pidió buscar alternativas para resolver las diferencias entre naciones y pueblos, frente al 75° aniversario de los ataques atómicos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
El 30 de julio, Mons. Gomez dijo en un comunicado que los obispos de Estados Unidos se unen "al dolor del pueblo japonés por las vidas inocentes que fueron tomadas y por las generaciones que sufrieron las consecuencias en la salud pública y el medio ambiente de este trágico ataque".
La bomba nuclear "Little Boy" cayó en Hiroshima el 6 de agosto de 1945, fiesta de la Transfiguración; y tres días después, el 9 de agosto, Nagasaki fue destruida por la bomba "Fat Man".
En ambos ataques murieron unas 246 mil personas, la mitad en el momento de las explosiones y el resto en las semanas posteriores por los efectos de la radiación.
Mons. Gomez señaló que los obispos de los Estados Unidos unen sus voces con el Papa Francisco "y exhortamos a nuestros líderes nacionales y mundiales a mantener sus esfuerzos por abolir estas armas de destrucción masiva, que amenazan la existencia de la humanidad y nuestro planeta".
Finalmente, el Prelado pidió la intercesión de la Virgen María por la paz y llamó a los fieles "a ser pacificadores como Jesucristo nos llama".