Cada primer domingo de septiembre se celebra la fiesta del Divino Niño. Se trata de una celebración dedicada a la infancia de Jesús, una invitación a contemplar al Hijo de Dios en su plena humanidad, viviendo en un sencillo hogar, al calor de una familia.
Los devotos del Divino Niño Jesús desean honrar esos doce primeros años de vida del Redentor de la humanidad, los años de su feliz infancia. Ellos invocan al Altísimo para que, por los méritos de la niñez de Cristo, conceda sus favores a todos quienes los necesitan.
El “niño” como “el mayor en el Reino de los Cielos”
La infancia de Jesús ha sido siempre objeto de veneración e interés a lo largo de la historia. Así lo evidencian tanto el desarrollo de la teología como las innumerables formas de piedad popular, generalmente expresadas en las tradiciones y el arte.
Dichas expresiones son ecos de un Jesús que ha querido manifestarse como un niño a santas y santos de diferentes épocas, brindándoles compañía, consuelo y fortaleza. Jesús Niño siempre es capaz de despertar ternura y confianza en el corazón humano, invitando a cada uno a vivir la pureza de corazón:
"Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe" (Mt 18, 3-5).