VATICANO,
Durante siglos, en concreto desde la instrucción Causarum canonizationis aprobada en 1588 por el Papa Sixto V, los procesos de canonización contaban con la figura del Promotor de la Fe, conocido popularmente como el "abogado del diablo", encargado de buscar todo aquello que impidiera que una persona fuera declarada beata y luego santa.
Esta figura fue suprimida en el año 1983 por el Papa San Juan Pablo II con la Constitución Apostólica Divinus perfectionis magister y la reforma del Código de Derecho Canónico para agilizar los procesos de canonización.
En una entrevista concedida a EWTN, el postulador Andrea Ambrosi, quien impulsa más de 30 causas en todo el mundo, señaló que el "abogado del diablo" era, en realidad, "aquel que debía buscar los defectos contra el Siervo de Dios" en proceso de canonización.
Ambrosi afirmó que "mientras el abogado trabajaba a favor, él [el promotor de la fe] trabajaba en contra. Y por eso se le llamaba 'abogado del diablo'.
"Era el promotor general de la fe y era muy severo en sus investigaciones. En ocasiones encontraba defectos en apariencia pequeños, pero su función era encontrar argumentos, aunque fuera que de vez en cuando se bebía un vaso de vino, para inmediatamente formular una acusación contra la templanza. A veces eran muy severos", añadió.
Sin embargo, esa figura ha cambiado mucho con la reforma de 1983. Ahora, el proceso de fiscalización se realiza por medio de varias comisiones de expertos. Existe una figura similar, el promotor de la justicia, pero su función es más notarial.