Catorce mujeres que vieron en el pasado el aborto legal como una salida a sus problemas, contaron sus historias de horror y redención ante una multitud en el capitolio del estado de Colorado, como parte de la campaña “Silent no more” (No más silencio) para lograr la prohibición del aborto en el país.
“Esta es mi historia”, afirmó Joyce Zounis, de 41 años, quien luego de haberse sometido a siete abortos es una de las líderes de “Silent no more”.
Zounis compartió diversas historias y problemas relacionados con el aborto, la infertilidad e incluso intentos de suicidio. “Si estás sufriendo, por favor recuerda que existe ayuda”, resaltó Zounis y agregó que a diferencia de hace tres décadas, hoy funcionan unos tres mil centros de ayuda para crisis de embarazo y consejerías en el país.
Asimismo, la reunión contó con la presencia del Padre Bill Carmody, encargado del Rachel Project, un programa de recuperación para mujeres que han abortado en Colorado Springs.
El sacerdote explicó a las participantes –entre las cuales algunas portaban carteles que decían “El Aborto me hace daño”– que el aborto no es sólo el fin de una vida sino que crea también un impedimento para el resto de la familia, incluyendo los padres, abuelos y familiares.
La vocera de “Silent no more” en Texas, Anne Newman, explicó que el movimiento pro-vida está investigando y utilizando cada vez más la tecnología médica –como las imágenes obtenidas en pruebas de ultrasonido– para enfatizar la humanidad de los no nacidos.