Los obispos de Estados Unidos emitieron una declaración en la que explican por qué se vieron obligados a solicitar préstamos del gobierno en medio de la pandemia del coronavirus que ha generado una grave crisis económica y que ha generado, entre otras cosas, que más de 100 escuelas católicas se hayan visto forzadas a cerrar.
"La Iglesia Católica es la proveedora no gubernamental más grande de servicios sociales en los Estados Unidos. Cada año, nuestras parroquias, escuelas y ministerios sirven a millones de personas necesitadas, sin importar su raza o religión", afirma el Arzobispo de Oklahoma City y jefe del Comité de Justicia Doméstica y Desarrollo Humano del episcopado estadounidense, Mons. Paul S. Coakley, en una declaración dada a conocer este viernes.
La declaración responde a una nota de Associated Press (AP) en la que se afirma que "la Iglesia Católica Romana de los Estados Unidos utilizó una exención especial y sin precedentes de las normas federales para acumular al menos 1.400 millones de dólares en ayudas al coronavirus respaldadas por los contribuyentes, con muchos millones de dólares que van a las diócesis que han pagado enormes acuerdos o han buscado protección por bancarrota debido a los encubrimientos de abuso sexual del clero".
La nota afirma además que la recaudación "de la Iglesia podría haber alcanzado –o incluso superado– los 3.500 millones de dólares",
AP señala luego que al principio las instituciones religiosas no eran elegibles para el Programa de Protección de Cheques de Pago, pero "a medida que la economía se desplomó y las tasas de desempleo se elevaron, el Congreso permitió que los grupos religiosos y otras organizaciones sin fines de lucro" también recibieran el beneficio para mantener "a los estadounidenses empleados".
AP indica además que las diócesis, parroquias, escuelas y otros ministerios católicos recibieron "al menos 3.500 préstamos". Entre las diócesis están la Arquidiócesis de Nueva York, la Diócesis de Orange y la Diócesis de Wheeling-Charleston