CIUDAD DE MÉXICO,
El hallazgo de uno de los cuerpos de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos en 2014 es "una esperancita" para sus familiares, dijo recientemente el Obispo de Chilpancingo-Chilapa (México), Mons. Salvador Rangel, pero advirtió que la herida no cerrará mientras no se llegue a la verdad y se haga justicia.
En diálogo con ACI Prensa el 7 de julio, Mons. Rangel, aseguró que "esta herida de los 43 desparecidos nunca va a cerrar mientras no lleguemos a la verdad, y sobre todo es necesario que se haga justicia con las personas que intervinieron en la desaparición de estos muchachos".
La noche del 26 de septiembre de 2014, en medio de un operativo policial que habría ordenado el entonces alcalde de la localidad de Iguala, en el Estado mexicano de Guerrero, 43 jóvenes de entre 18 y 23 años desaparecieron, mientras que otros ocho murieron.
Las investigaciones de las autoridades de la época, en el gobierno del entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI), concluyeron que los estudiantes desaparecidos, conocidos también como "normalistas", fueron entregados al cártel criminal Guerreros Unidos, que los habría asesinado e incinerado en un basurero de la región.
A la versión oficial del gobierno de Peña Nieto, cuyo mandato concluyó a inicios de diciembre de 2018, se le conoce popularmente como la "verdad histórica", y es rechazada por los padres de los 43 desaparecidos, que no han dejado de exigir a las autoridades que continúen las investigaciones.
El 7 de julio de este año, la Fiscalía General de la República confirmó el hallazgo de "piezas óseas", entras las que se identificaron las de "Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, uno de los jóvenes normalistas desaparecidos el 26 de septiembre de 2014".