El 7 de julio, obispos de Estados Unidos se unieron a mil líderes de otras religiones representativas en el país para firmar una declaración en oposición a las ejecuciones federales que el gobierno ha dispuesto reanudar este mes.
En la declaración, los obispos y líderes religiosos firmaron para pedir un alto a las ejecuciones de cuatro condenados a muerte que serían ejecutados en julio.
"Como líderes religiosos de una amplia gama de tradiciones, pedimos al presidente Trump y al fiscal general [William] Barr que detengan las ejecuciones federales programadas", señalaron en el comunicado.
"A medida que nuestro país lidia con la pandemia de COVID-19, una crisis económica y el racismo sistémico en el sistema legal penal, debemos centrarnos en proteger y preservar la vida, no en llevar a cabo ejecuciones", añadieron.
Los obispos que firmaron el comunicado son: el Arzobispo de Louisville, Mons. Joseph Kurtz; el Obispo de Owensboro (Kentucky), Mons. William Medley; el Obispo de Salt Lake City, Mons. Oscar Solis; el Obispo de Davenport (Iowa), Mons. Thomas Zinkula; y el Administrador Apostólico de Joliet (Illinois), Mons. Richard Pates.
Además de los sacerdotes católicos, también firmaron diáconos, laicos y líderes pertenecientes a denominaciones cristianas del judaísmo reformista, congregaciones judías conservadoras, budistas, entre otros.