Un sacerdote polaco, admirador de Santa Teresa de Calcuta, relata su experiencia llevando salud corporal y espiritual a los pacientes con COVID-19 en un hospital de Ucrania.
El P. Grzegorz Draus es un sacerdote católico de Lublin (Polonia), que desde hace nueve años ejerce su ministerio en la ciudad de Lviv o Leópolis (Ucrania), y que hoy tiene la especial misión de cuidar el cuerpo y el alma de los pacientes con COVID-19 de un hospital local.
A la fecha, la ciudad de Leópolis, uno de los centros culturales, científicos e industriales más importantes del país, registra más de tres mil fallecidos, 700 internados y casi 100 fallecidos por el nuevo coronavirus.
"Desafortunadamente debido a otros trabajos parroquiales, me es imposible visitarlos con más frecuencia", dijo el P. Draus a la fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) y explicó que por la necesidad de realizar otras labores en la parroquia, visita el hospital solo dos días a la semana.
En cada visita, el P. Draus ingresa vestido con 14 elementos de protección como los médicos, enfermeras y personal sanitario, pero se distingue de ellos por la estola que porta en el cuello, que si bien antes pasaba inadvertida por lo habitual, hoy simboliza, con toda su fuerza, la vocación del sacerdote.
"Estoy ocho horas dentro de este 'uniforme' que se compone de 14 partes diferentes. Cuando voy de una unidad del hospital a otra, debo cambiar parte del equipamiento y desinfectarme con un líquido especial", dijo el sacerdote a ACN.