VATICANO,
Como es tradición cada año en la Solemnidad de San Pedro y San Pablo que se celebra el 29 de junio, el Papa Francisco bendijo los palios de los arzobispos metropolitanos que nombró durante el año pasado.
En esta ocasión, el Santo Padre bendijo los palios al comienzo de la solemne Celebración Eucarística que se presidió en la Basílica de San Pedro con la asistencia limitada de fieles debido a las medidas sanitarias vigentes para evitar contagios del Covid-19 y entregó uno en representación a los 54 arzobispos metropolitanos que no estaban presentes en la Basílica de San Pedro.
Esta Misa del Papa fue la primera concelebración eucarística en la que participaron también algunos cardenales residentes en Roma.
Al inicio de la Eucaristía, el Santo Padre se detuvo un momento delante a la estatua de San Pedro y después rezó ante la tumba del apóstol Pedro que se encuentra abajo del altar de la Cátedra.
El palio del arzobispo es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos y recuerda la unidad con el Sucesor de Pedro. Es una banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad.
La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda, que significa que el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura por la fe en la Pasión del Cristo.