La ciudad de Nueva York no puede, por el COVID-19, imponer restricciones estrictas a las reuniones para el culto religioso y dejar intactas las protestas públicas masivas, señalaron importantes funcionarios del Departamento de Justicia de los Estados Unidos en una carta enviada al alcalde Bill de Blasio.
"Las recientes declaraciones públicas del alcalde de Blasio y la aplicación de las órdenes COVID-19 han demostrado una preferencia preocupante por ciertos derechos de la Primera Enmienda sobre otros", dijeron los principales funcionarios del Departamento de Justicia el 22 de junio.
"El Departamento de Justicia se alegra de que el alcalde de Blasio permita ahora un mayor ejercicio religioso y continuará supervisando la reapertura de la ciudad de Nueva York para garantizar que ésta extienda el mismo respeto a la libertad de religión, tanto en términos de reuniones interiores como exteriores, como lo hace a las libertades de expresión y reunión", añade la carta.
La declaración provino del Fiscal General Adjunto de los Estados Unidos para la División de Derechos Civiles, Eric Dreiband, y el Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Este de Michigan, Matthew Schneider. Ambos supervisan el monitoreo del Departamento de Justicia de las políticas estatales y locales relacionadas con la nueva epidemia de coronavirus.
"La ciudad de Nueva York había impuesto vigorosamente restricciones a las reuniones religiosas, incluso mediante el envío de agentes de policía para dispersar numerosas reuniones de la comunidad judía, incluidos los funerales al aire libre", dijo el Departamento de Justicia en su comunicado del 22 de junio.
"Al mismo tiempo, el alcalde de Blasio marchó personalmente en grandes encuentros políticos sobre la reciente trágica muerte de George Floyd e hizo declaraciones que sugerían, de una manera prohibida por la Primera Enmienda, que el ejercicio religioso era menos valorado y protegido por Nueva York Ciudad que el ejercicio político", indicaron los funcionarios.