VATICANO,
El Papa Francisco presidió, como cada miércoles, la Audiencia General desde el Palacio Apostólico del Vaticano y continuó con la serie de catequesis sobre la oración. En esta ocasión, comentó el libro del Éxodo y cómo la forma de orar de Moisés era la intercesión ante Dios por su pueblo, al que nunca abandonó a pesar de sus deslealtades.
A continuación, la catequesis completa del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En nuestro itinerario sobre el tema de la oración, nos estamos dando cuenta de que Dios nunca amó tratar con orantes "fáciles". Y ni siquiera Moisés será un interlocutor "débil", desde el primer día de su vocación.
Cuando Dios lo llama, Moisés es humanamente "un fracasado". El libro del Éxodo nos lo representa en la tierra de Madián como un fugitivo. De joven había sentido piedad por su gente y había tomado partido en defensa de los oprimidos.
Pero pronto descubre que, a pesar de sus buenos propósitos, de sus manos no brota justicia, si acaso, violencia. He aquí los sueños de gloria que se hacen trizas: Moisés ya no es un funcionario prometedor, destinado a una carrera rápida, sino alguien que se ha jugado las oportunidades, y ahora pastorea un rebaño que ni siquiera es suyo.