En tiempos de pandemia de coronavirus, los hermanos Peyton y Connor Plessala postrados frente al altar, entregaron sus vidas al servicio de Dios y la Iglesia Católica en una Misa privada el 30 de mayo en la Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción en Mobile, Alabama (Estados Unidos).
Peyton, de 27 años, y Connor, de 25 años, pasaron gran parte de sus vidas centrados en temas propios de su juventud como estudios académicos, excursiones, amigos, novias y deportes y siempre han sido más cercanos que "los mejores amigos", dijo Connor a CNA.
Ambos disponían de muchas opciones y caminos que podrían haber elegido para sus vidas; sin embargo, "por alguna razón, Dios eligió llamarnos y lo hizo. Fuimos afortunados de contar con los fundamentos de nuestros dos padres y de nuestra educación para escucharlo (a Dios) y luego decir que 'sí'", afirmó Peyton.
"Pasas tanto tiempo en el seminario preparándote para ser efectivo un día (…), hablando de planes, sueños, esperanzas y temas que podrías hacer algún día en tu hipotético futuro… Ahora está aquí y no puedo esperar para empezar", dijo Peyton y expresó su emoción de comenzar a ayudar con la educación y escuelas católicas, y de escuchar confesiones.
Los padres de los nuevos sacerdotes son médicos que crecieron al sur de Louisiana, donde, según Peyton, eres católico a menos que declares lo contrario. Cuando Connor y Peyton eran muy jóvenes, la familia se mudó a Alabama.
Iban a Misa todos los domingos junto a sus dos hermanos menores y fueron educados en la fe y lo que Peyton llama las "virtudes naturales": cómo ser personas buenas y decentes, la importancia de elegir sabiamente a sus amigos y el valor de la educación. Para los nuevos sacerdotes, si bien sus padres siempre fueron católicos, no eran del tipo de familias que "rezaban el Rosario alrededor de la mesa", dijeron.