La historia entre un paciente y una empleada de limpieza ha revelado la importante labor que cumplen estos "trabajadores invisibles" en la recuperación y el apoyo emocional de los enfermos con COVID-19 en los hospitales.
Con el avance de la pandemia, las visitas de familiares y sacerdotes se han restringido en muchos centros de salud, lo que ha llevado a los pacientes que luchan contra el coronavirus a pasar largas horas solos.
En este contexto, los empleados de limpieza se han convertido en un apoyo emocional para los enfermos, que en medio de su soledad encuentran en esos cortos momentos alguien que los anime, que escuche sus problemas y los ayude a mantener las esperanzas.
Este es el caso del coronel retirado de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, Jason Denney, que se encontraba internado en el Hospital Dr. P. Phillips en Orlando (Estados Unidos) y de Rosaura Quinteros, una mujer de 33 años de Guatemala, que se encargaba de la limpieza de su habitación.
Denney estaba grave, y ya había perdido las esperanzas de lograr recuperarse, pero Quinteros lo animó a seguir luchando y le hizo recordar que su vida no solo estaba en las manos de los médicos, sino de Dios.
El coronel no quería ser sedado ni intubado, por lo que su dolor era indescriptible, y, aunque sabía que era importante saber sobre su estado de salud, Denney ya no deseaba hablar sobre lo mismo y empezó a esperar las cortas visitas de Quinteros.