Frente a las protestas por el abuso policial que causó la muerte de George Floyd, un sacerdote recuerda la vida del vicesargento Salvo D'Acquisto, un policía italiano que dio su vida por los que había jurado proteger y que podría ser declarado santo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Salvo D'Acquisto fue miembro del Arma de los Carabinieri de Italia y subcomandante de la estación de policía rural de Torrimpietra, en las afueras de Roma.
En septiembre de 1943 las autoridades alemanas rodearon y arrestaron a 22 personas, quienes fueron acusadas de manipular una caja de municiones y provocar la muerte de dos soldados cuando inspeccionaban una base militar cercana.
Como funcionario de la policía local, D'Acquisto investigó la explosión e interrogó a las personas que habían sido arrestadas.
Después de sus entrevistas, el soldado trató de explicar a los alemanes que la explosión fue un accidente y que nadie en el área era responsable. Pero decididos a vengarse, los nazis obligaron a los prisioneros a cavar una fosa común y anunciaron que serían ejecutados.
Entonces, D'Acquisto se declaró culpable del atentado para salvar la vida de estas personas inocentes, al asumir que trabajó sin ayuda en el plan para causar la explosión.