MADRID,
“La Iglesia es consciente de que una Europa con una crisis de identidad caminaría sin rumbo hacia su propia destrucción” afirmó el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Antonio Cañizares en una conferencia sobre “La Iglesia ante Europa”, ante varios ministros del gobierno español.
Según el Arzobispo “Europa tiene necesidad de reconocer su propia historia, sin la cual no puede identificarse a sí misma, ni lograr la integración y construcción de su unidad en la diversidad”. Para Mons. Cañizares, “las raíces cristianas son una verdad histórica”, por lo que “apelar a ellas en este momento de una cierta confusión espiritual y cultural es algo perfectamente legítimo”.
Presentado por el ministro del Interior, Ángel Acebes, el Prelado advirtió que “todas las corrientes de pensamiento de nuestro viejo continente deberían considerar a qué negras perspectivas podría conducir la exclusión de Dios de la vida pública, de Dios como último juez de la Ética y supremo garante contra los abusos del poder ejercidos por el hombre sobre el hombre”.
En su disertación, que fue presenciada por los ministros de Justicia y Trabajo, José María Michavilla y Eduardo Zaplana, y el presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Bono, el Primado español enfatizó que “no cualquier tipo de unificación o integración europea que sobrevenga equivale por sí misma a un futuro europeo si no salvaguarda la dignidad humana y una existencia conforme a ella”.
“Una sociedad en clave de progreso y bienestar en la que la religión quedase relegada como reliquia del pasado o recluida a lo sumo a la esfera de lo privado estaría abocada al fracaso, a la disolución más tarde o más temprano de Europa”, porque de lo que se está hablando es de la propia “supervivencia de Europa” señaló el Prelado.
Al recordar la advertencia del Papa Juan Pablo II –a quien calificó como “uno de los padres de la nueva Europa”- sobre la destrucción de Europa si ésta renuncia a su identidad, señaló que ella “está llamada a reencontrar su verdadera identidad”, puesto que “la unión no tendrá solidez si queda reducida sólo a la dimensión geográfica y económica”.