FLORIDA,
Todos los condenados a muerte en Florida viven en la Diócesis de San Agustín, es por ello que el obispo local, Mons. Felipe de Jesús Estévez, emitió una carta pastoral esta semana relatando los esfuerzos de los católicos para ponerle fin a la pena máxima.
El Obispo de San Agustín, que visita al menos dos veces al año a los condenados a muerte, dijo el 27 de mayo a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– "que la justicia debe ser restauradora, no por venganza".
"No queremos que nadie en la sociedad esté en peligro debido a estos delincuentes, pero no creemos que la muerte sea la respuesta. Matarlos porque han matado perpetuaría el ciclo de violencia", reflexionó el prelado.
"Jesús, en la cruz, detuvo un ciclo de violencia al perdonar a sus asesinos", subrayó Mons. Estévez.
En ese sentido, aseguró que "necesitamos poner fin a la pena de muerte porque, como dijo Juan Pablo II, no es necesaria", y en cambio, "podemos poner toda nuestra energía en tener el mejor sistema penitenciario para que estos presos que son un peligro para la sociedad no hagan daño a nadie".
Mons. Estevez señaló que ningún preso condenado a muerte en Florida ha recibido clemencia desde 1983, y que con 350 reclusos en esta situación, Florida tiene el pabellón de los sentenciados a la pena capital más activo en los Estados Unidos, de hecho, en toda América.