Los obispos en Inglaterra criticaron la nueva ley que considera a todos los adultos como donantes de órganos a menos que opten por no participar, pues pone en riesgo el derecho a decidir y socava el concepto de donación como regalo.
El 20 de mayo entró en vigencia una nueva ley en Inglaterra que señala que todos los adultos serán considerados como donantes a menos que hayan registrado su decisión de no participar o por pertenecer a uno de los grupos excluidos, que incluyen menores de 18 años, personas que visiten el país y aquellos que carecen de capacidad mental para comprender la ley.
El mismo día, la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales señaló en un comunicado que si bien la Iglesia ha alentado constantemente la donación de órganos, "un sistema que presume el consentimiento [a la donación], corre el riesgo de quitarle el derecho al individuo a ejercer esta decisión". Además, afirmaron que "socava potencialmente el concepto de donación como regalo".
El Servicio Nacional de Salud (NHS), sistema de salud financiado con fondos públicos del Reino Unido, espera que la nueva ley produzca 700 trasplantes adicionales por año para el 2023. No obstante, en su sitio web de donación de órganos, insiste en que los órganos de los adultos no se extraerán automáticamente cuando mueran.
"Su familia siempre estaría involucrada antes de que se realice la donación", señaló el NHS. "Su fe y creencias siempre se tendrán en cuenta antes de que la donación de órganos continúe", añadió.
El Centro de Bioética Anscombe en Oxford calificó como "lamentable" al cambio en la ley sobre donación de órganos. "La ausencia de consentimiento expreso de cada individuo, deja lugar a dudas sobre la veracidad de su elección", señaló.