Este 18 de mayo, centenario del nacimiento de San Juan Pablo II, se reabrieron en Italia las iglesias para la celebración de Misas con fieles.
Tal fue el caso de la Basílica de San Pedro en donde el Papa Francisco presidió una Eucaristía en el altar de San Sebastián, lugar en donde reposan los restos mortales de Karol Wojtyla.
En la Misa, Francisco afirmó que San Juan Pablo II era un hombre de Dios, y destacó tres rasgos de su santidad: "la oración, la cercanía al pueblo y el amor por la justicia".
"San Juan Pablo II era un hombre de Dios porque oraba y oraba tanto. ¿Cómo un hombre que tiene tanto trabajo para conducir a la iglesia tenía tanto tiempo de oración? Él sabía bien que el primer trabajo de un Obispo es la oración y esto no lo ha dicho el Vaticano II sino San Pedro cuando crearon los diáconos dijo: y a nosotros los obispo la oración y el anuncio de la Palabra, el primer trabajo del obispo es orar y él lo sabía y lo hacía", afirmó el Papa Francisco.
Las últimas Misas públicas con fieles en la Diócesis de Roma fueron el Domingo 8 de marzo.