Un sacerdote católico que trabaja en Irak explicó que el número de personas necesitadas que no llega a cubrir sus necesidades básicas en el país, que ya son millones, crecerá a causa de la pandemia del coronavirus.
"El brote de COVID-19 en Irak y las medidas de mitigación impuestas por las autoridades de salud y de seguridad tienen ramificaciones en casi todos los aspectos de la vida pública y familiar, y han sacudido la economía", explicó el P. Joseph Cassar.
El P. Cassar, que trabaja en el Servicio Jesuita para Refugiados, habló por video desde Erbil (Irak), durante la conferencia de prensa en la que se presentó, este viernes en el Vaticano, el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado que este año se celebrará el 27 de septiembre.
El sacerdote jesuita precisó que al principio de este 2020 se calculaba que "4,1 millones de personas en Irak necesitaban asistencia humanitaria", en una población que se estima en 38 millones de personas.
"Este número va a crecer mucho ya que los hogares vulnerables aumentarán y no podrán ser capaces de satisfacer sus necesidades básicas debido a que están copiando estrategias que agotarán sus escasos recursos y los endeudarán aún más", continuó.
El P. Cassar dijo además que uno de los problemas más complejos en Irak es el de los desplazados internos debido a la guerra desde que el Estado Islámico tomó control de algunas zonas del país desde 2014. "Casi seis años después, los desplazados internos son casi 1.4 millones en Irak, casi la población de una ciudad estándar", precisó.