21 de noviembre de 2024 Donar
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El Papa rechaza la religiosidad rígida que causa turbación entre los cristianos

El Papa Francisco celebra la Misa en Santa Marta. Foto: Vatican Media

El Papa Francisco rechazó la religiosidad rígida, la religiosidad de prescripciones que elimina la libertad del Espíritu Santo y la gratuidad de la resurrección de Cristo, provocando turbación en los fieles.

Así lo señaló el Pontífice durante la Misa celebrada este viernes 15 de mayo en Casa Santa Marta, donde explicó que al principio del cristianismo había tiempos de paz y tiempos de persecución, y también tiempos de turbación.

Esa turbación estaba causada por actitudes rígidas por parte de algunos cristianos, actitudes que llevan a los apóstoles a escribir la carta que figura en la Primera Lectura, del Libro de los Hechos de los Apóstoles.

En ella, los apóstoles escriben a cristianos que procedían del paganismo: "Hemos sabido que algunos de nosotros, sin haber recibido ningún encargo, han venido a turbaros con discursos que han trastornado vuestros ánimos".

"Estos cristianos", explicó el Pontífice, "que provenían de entre los paganos, habían creído en Jesucristo y recibido el bautismo. Estaban felices. Habían recibido el Espíritu Santo. Del paganismo al cristianismo, sin ninguna etapa intermedia".

Sin embargo, entre los cristianos procedentes del judaísmo, estaban los que se llamaban "judaizantes", que defendían que los convertidos procedentes del paganismo debían hacerse judíos como paso intermedio antes de ser cristianos.

Defendían que "si uno era pagano, primero debía hacerse hebreo, un buen judío, y luego hacerse cristiano. Para seguir la línea de la elección del pueblo de Dios".

"Y estos cristianos no entendían esto: '¿Somos cristianos de segunda clase? ¿No se puede pasar del paganismo directamente al cristianismo? ¿Es que la resurrección de Cristo no ha dado cumplimiento la antigua Ley y la ha llevado a una plenitud todavía más grande?'. Estaban turbados y tenían muchas discusiones entre ellos".

Aquellos judaizantes "eran personas que, con argumentos pastorales, argumentos teológicos, también alguno moral, sostenían que no, que se debía seguir ese recorrido. Y eso ponía en discusión la libertad del Espíritu Santo, incluso la gratuidad de la resurrección de Cristo y de la gracia. Eran metódicos, y también rígidos".

"Habían reducido la Ley, el dogma, a una ideología: 'Se debe hacer esto, esto y esto'. Una religión de prescripciones. Y con esto eliminaban la libertad del Espíritu. Y la gente que lo seguía era gente rígida, gente que no se sentía cómoda. No conocía la alegría del Evangelio".

Para ellos, "la perfección del camino para seguir a Jesús era la rigidez. Se debe hacer esto, esto, esto… Esta gente, estos doctores, manipulaban la conciencia de los fieles, y los hacían volverse o rígidos o se marchaban".

El Papa señaló que ese es el motivo por el que "repito muchas veces y digo que la rigidez no es del buen Espíritu, porque pone en cuestión la gratuidad de la redención, la gratuidad de la resurrección de Cristo".

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Además, explicó que esta rigidez se ha repetido a lo largo de la historia: "Pensemos en los pelagianos, en estos rígidos famosos. Y también en nuestros tiempos. Hemos visto algunas organizaciones apostólicas que parecían bien organizadas, que trabajaban bien, pero todos rígidos, todos iguales uno al otro, y luego hemos sabido de la corrupción que había dentro, incluso en el fundador".

"Donde hay rigidez, no está el Espíritu de Dios, porque el Espíritu de Dios es libertad. Y esta gente quería seguir los pasos eliminando la libertad del Espíritu de Dios y la gratuidad de la redención. 'Para ser justificado, tú debes hacer esto, esto, esto…'. La justificación es gratuita. La muerte y resurrección de Cristo es gratuita. No se paga, no se compra, es un don".

Por el contrario, la respuesta de los Apóstoles ante la turbación de aquellos cristianos, les devuelve la alegría y la libertad del Espíritu: "Los apóstoles se reunieron en este Concilio y al terminar escriben una carta que empieza así: 'Nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros, no imponeros más obligaciones'. Y ponen estas obligaciones más morales de buen sentido, de no confundir el cristianismo con el paganismo: abstenerse de la carne ofrecida a los ídolos, etcétera".

"Al final, "cuando estos cristianos que estaban turbados, 'leyeron la carta y se alegraron al recibir aquel aliento'. De la turbación, a la alegría. El espíritu de la rigidez siempre te lleva a la turbación: 'Pero esto lo he hecho bien, no lo he hecho bien'. Al escrúpulo. El Espíritu de la libertad Evangélica te lleva a la alegría. Porque es precisamente esto lo que Jesús hizo con su resurrección: la alegría".

"La relación con Dios, la relación con Jesús no es una relación de 'hacer cosas': Yo hago esto y tú me das esto'. Una relación, se podría decir, 'comercial'. No. Es gratuito, como es gratuita la relación de Jesús con los apóstoles: 'Vosotros sois mis amigos. No os llamo siervos, os llamo amigos. No sois vosotros los que me habéis elegido a mí. Yo os he elegido a vosotros. Esta es la gratuidad".

El Papa Francisco concluyó su homilía pidiendo al Señor "que nos ayude a discernir los frutos de la gratuidad evangélica de los frutos de la rigidez no evangélica. Y que nos libre de toda turbación de aquellos que ponen la fe, la vida de la fe bajo las prescripciones casuísticas, las prescripciones que no tienen sentido".

A continuación, la lectura comentada por el Papa Francisco:

Hechos 15:22-31
22 Entonces decidieron los apóstoles y presbíteros, de acuerdo con toda la Iglesia, elegir de entre ellos algunos hombres y enviarles a Antioquía con Pablo y Bernabé; y estos fueron Judas, llamado Barsabás, y Silas, que eran dirigentes entre los hermanos.
23 Por su medio les enviaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos, saludan a los hermanos venidos de la gentilidad que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia.
24 Habiendo sabido que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, os han perturbado con sus palabras, trastornando vuestros ánimos,
25 hemos decidido de común acuerdo elegir algunos hombres y enviarlos donde vosotros, juntamente con nuestros queridos Bernabé y Pablo,
26 que son hombres que han entregado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo.
27 Enviamos, pues, a Judas y Silas, quienes os expondrán esto mismo de viva voz:
28 Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables:
29 abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza. Haréis bien en guardaros de estas cosas. Adiós.»
30 Ellos, después de despedirse, bajaron a Antioquía, reunieron la asamblea y entregaron la carta.
31 La leyeron y se gozaron al recibir aquel aliento.

 

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