La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) señaló que millones de desplazados en Burkina Faso viven aislados y reclaman al Gobierno protegerlos y luchar contra el terrorismo con la misma decisión y seriedad que contra el coronavirus.
Los desplazados de las cinco regiones del norte y este de Burkina Faso más afectadas por el terrorismo viven "una desgracia dentro de la desgracia" al enfrentar la crisis del COVID-19; y algunos encuestados de la Diócesis de Dori, Kaya y Fada N'Gourma coinciden que en algunas localidades la situación sigue "igual o está incluso peor que antes de la pandemia", señaló ACN.
Después de casi cinco años de ataques terroristas en Burkina Faso, cerca de un millón de desplazados internos han dejado vacías sus localidades por temor a ser asesinados, según datos de febrero de 2020 de ACN.
"Franjas enteras" de los departamentos de Bourzanga, en la región Centro Norte, y Djibo, en la región de Sahel, "se encuentran aisladas, no por un confinamiento debido a la pandemia sino por la total inseguridad que sufren". Además, las pocas aldeas aún pobladas "albergan a miles de desplazados internos, pero están cada vez más aisladas del resto del país", señaló ACN.
Lamentablemente, Djibo y Arbinda, donde viven 150 mil y 60 mil desplazados internos respectivamente, y son "los últimos enclaves de vida en la provincia y la única muralla de salvación de muchos ante la ocupación terrorista", también fueron bloqueadas por el terrorismo.
Desde mediados de enero de este año Djibo fue bloqueada por los terroristas y se considera la ciudad más afectada, pues "no hay transporte, no hay suministros, no hay acceso de entrada ni de salida, hay escasez de agua, combustible, alimentos, cortes de electricidad, etc.", señaló ACN.