BUENOS AIRES,
El Arzobispo de Corrientes, Mons. Domingo Castagna, advirtió que el ateísmo militante “infecta teórica y prácticamente a un número creciente de argentinos”.
En medio de la polémica causada por una aspirante a magistrada de la Corte Suprema que se definió atea militante y abortista, el Prelado señaló que esta incredulidad “en algunos se presenta como una cruzada en contra de la fe, católica o no. En otros, una mayoría, se presenta como semblante indiferente, hasta con cierta formalidad religiosa, pero sin relieve existencial significativo”.
En una sociedad como la actual, “afectada profundamente por la irresponsabilidad y la hipocresía”, se produce una contradicción: “el inocente se hace penitente y los culpables se declaran exentos de culpas y, con presuntuosa autoridad moral, juzgan a los demás”, agregó el Arzobispo.
Asimismo –continuó el Prelado–, en el mundo de hoy también se comprueba la existencia de “bautizados sin fe o acérrimos enemigos de sus exigencias”. “Es teóricamente absurdo que los bautizados adhieran al aborto, al divorcio, a la legitimación de parejas homosexuales, a la tortura, a la pena de muerte, a la discriminación por motivos raciales, religiosos e ideológicos. No se entiende, en bautizados, la nefasta práctica de la pedofilia, del narcotráfico y de la prostitución”, denunció Mons. Castagna.
El Arzobispo reconoció que “podríamos confeccionar una lista macabra de verdaderos delincuentes compuesta, en su mayoría, por bautizados. Son como son a pesar del bautismo. Más aún, lo niegan y vituperan consciente o inconscientemente”, y resaltó que “recobrar la conciencia bautismal es el paso obligado para recuperar los valores que el bautismo comprende. Para ello será preciso que la pastoral de la Iglesia enfrente una renovada acción evangelizadora que despierte la conciencia bautismal perdida o nunca lograda”.
“La incredulidad ha influido en el cambio de percepción de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Si no es superada por la solidez de la fe predicada por la Iglesia, se producirá un extrañamiento, en muchos conciudadanos que se dicen cristianos, frente a sus elementales postulados”, dijo el Prelado y agregó que “el bautismo, celebrado en los albores de la vida, exige un comportamiento que le corresponda. La contradicción que se ha apoderado de un número creciente de bautizados constituye el gran escándalo contemporáneo”.