La Parroquia de La Santa Cruz en Santiago de Chile, acogió a 65 bolivianos impedidos de volver a su país por el cierre de fronteras.
Fue el martes 22 de abril cuando la comunidad parroquial en coordinación con el Servicio Jesuita a Migrantes, el Hogar de Cristo y la municipalidad de Estación Central habilitaron la iglesia con camas.
El grupo compuesto por hombres, mujeres, cuatro ancianos y un niño de 3 años de edad se encontraban en el país trabajando como temporeros en la zona central, cosecha de temporada, cuando el gobierno de Jeanine Áñez, declaró el 25 de marzo estado de emergencia y el cierre de sus fronteras por el COVID-19.
El director del Servicio Jesuita a Migrantes, José Tomás Vicuña (38), explicó que los "hombres y mujeres que estaban trabajando en distintos campos de la zona central de Chile quedaron en calle cuando no pudieron subirse a un bus que los trasladara desde Santiago al norte del país, y de ahí a Bolivia".
Las instituciones en forma coordinada les entregan un techo, alimentación "para que puedan esperar el retorno a su país de la mejor manera posible. Si hay algo que ha despertado el virus es la necesidad de unirnos, porque de ésta nadie se salva solo", aseguró Vicuña.
En tanto, el párroco de La Santa Cruz, P. Pedro Labrín, manifestó que "los temporeros extranjeros, bolivianos, en este caso, quedan desamparados después de haber cumplido sus labores, impedidos de regresar a su patria y nos hacen ver una realidad que nos cuesta reconocer, la desigualdad social, que es una herida abierta de Chile".