MADRID,
Más de un millón de peregrinos de 34 países acudieron hasta la ciudad murciana de Caravaca para venerar las reliquias de la Cruz de Cristo con ocasión del Año Jubilar caravaqueño que concluyó este domingo.
Las expectativas de visitantes fueron traspasadas en un 100%, informaron fuentes que señalaron que sólo cinco lugares en el mundo tienen concedido por la Santa Sede un Año Santo a perpetuidad, y de los cuales tres son españoles: Santiago de Compostela, Santo Toribio de Liébana y Caravaca de la Cruz.
La misa con que se puso fin este domingo al Año Santo contó con la presencia del Cardenal Antonio María Rouco, del Primado de España y Arzobispo de Toledo, Mons. Antonio Cañizares, del Obispo de Cartagena, Mons. Manuel Ureña, y del Obispo emérito de la diócesis, Mons. Javier Azagra. Más de 5 mil fieles abarrotaron los alrededores del santuario para participar de la celebración solemne.
La concesión del Año Santo perpetuo a Caravaca de la Cruz tuvo lugar en 1998, y el primero transcurrió a lo largo de 2003. El decreto papal autoriza para siempre que cada siete años se celebre un Año Santo en Caravaca. Fue la respuesta de Juan Pablo II a los dos extraordinarios concedidos en 1981 (en el 750 aniversario de la misteriosa aparición del lignum crucis) y 1996.
La Santa Sede decidió así sellar el creciente movimiento espiritual en torno al Santuario de la Santísima y Vera Cruz, construido a partir de 1617.
La devoción se remonta al siglo XIII y vincula las astillas sagradas a dos órdenes religiosas de la tradición del Temple y Santiago, sucesivos titulares del castillo donde se ubica el templo. La autenticidad de los restos de madera goza de comprobación suficiente como para que la Iglesia les concediese en el siglo XVIII el culto de latría.