El secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Mons. Giacomo Morandi, afirmó que una fe solo intelectual que no llega al corazón "no nos salva", durante la homilía de la Misa que presidió el Domingo de Resurrección en el Santuario de la Virgen del Divino Amor en Roma.
El Arzobispo reflexionó sobre los discípulos que no reconocen inicialmente al Señor pese a que hablan con Él durante el camino a Emaús. Indicó que el estado de "desilusión" en el que están ambos es fruto de la tristeza y la desesperanza por la muerte del Maestro.
"En la gran tradición del oriente cristiano la tristeza es considerada un vicio capital. Es cierto que puede haber momentos en los que la tristeza llega a nuestro corazón, podemos decir incluso que la tristeza es la transmisión del pecado", reflexionó.
Mons. Morandi indicó que los discípulos no supieron esperar a confirmar la noticia de la resurrección del Señor que llegó por las mujeres, "y se fueron desilusionados: una fe solo intelectual que no se hace vida no nos salva, una fe que no llega al corazón no nos salva, una fe que se limita al simple conocimiento de los contenidos sin adherirse a Cristo no nos salva, es una gran ilusión".
"Muchas veces las pruebas de la vida llegan justo para mostrar que nuestra fe era solo formal y que no ha llegado a su profundidad, no ha echado raíces profundas en nuestra vida", continuó.
El Arzobispo explicó que "las pruebas son también para nosotros un motivo de gran ayuda, de un examen de conciencia sobre la autenticidad, sobre la solidez de nuestra relación con Cristo, de nuestra amistad con Él. Los dos discípulos son prisioneros de un modelo de una idea de salvación que Jesús habría debido realizar o cumplir según sus expectativas, según sus proyectos y también según sus tiempos".