Una religiosa en la India relató cómo las comunidades cristianas son "una gota de consuelo" para los más afectados por la crisis del coronavirus, que son sobre todo los desempleados y sus familias que migraron por el bloqueo total del país.
Debido el cierre total de India decretado el 25 de marzo por 21 días para evitar la velocidad en la expansión del COVID-19, millones de trabajadores migrantes quedaron desempleados, por lo que se ha producido "un éxodo masivo nunca antes visto", señaló la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
Actualmente, hay mil 300 millones de personas que viven en India. De ellos, entre 30 y 35 millones son cristianos, de los cuales un 70% son católicos. Se estima que los cristianos constituyen el 2,3% de la población de la India, señaló ACN el 4 de febrero del 2020.
A la fecha hay 5.311 casos de personas infectadas con el COVID-19, 150 muertes y 421 personas recuperadas, informó Coronavirus Update.
"Se ha detenido todo el transporte, excepto los servicios esenciales, ya que las autoridades luchan por contener el brote, que ha infectado a más de 1000 personas", además, se han cerrado restaurantes y casas de huéspedes, dijo recientemente la religiosa india Christin Joseph, de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz (SCSC), a ACN.
"Ahora que todo el trabajo se ha paralizado", los migrantes "quieren regresar a sus aldeas de origen" por la falta de trabajo, que obliga sobre todo a los "estados pobres del norte como Jharkhand, Odisha, Bengal, Bihar y Uttar Pradesh" a que emigren a las "principales ciudades de los estados del sur", consideradas "más ricas y con más posibilidades de trabajo", señaló la religiosa a ACN.
La hermana Joseph explicó que miles de ellos "son simples jornaleros que viven en apartamentos estrechos, trabajando muchas horas por unos pocos dólares al día, en condiciones a menudo inseguras y sin seguridad social", cuyo poco dinero sirve para cubrir sus gastos y si queda es ahorrado para sus familias.