El P. Daniel Novillo es párroco en la iglesia del Divino Salvador, de Madridejos, Toledo (España) una zona especialmente afectada por el coronavirus que en poco más de dos semanas ha enterrado a 63 fieles infectados por coronavirus. Según explica, este es un tiempo para pedir ayuda al Señor, que es nuestro "único salvador" y no resistir estoicamente con nuestras fuerzas sino que "son días de pedir y recibir esa victoria de Cristo".
"63 en 17 días. Más del doble de mis años. Casi cuatro por día. No estoy en primera línea de batalla contra el COVID-19, pero sí estoy viviendo sus consecuencias. Estos números son las personas por las que he rezado un responso antes de que recibieran sepultura", explica el P. Novillo, de la Archidiócesis de Toledo (España).
Según afirma el sacerdote, "para resistir, tendría que mirarlo así: como números, como datos... Pero no quiero. No quiero resistir. Porque no son números, son personas. Con nombre, historia, familia, triunfos, fracasos, obras buenas y ofensas".
El P. Novillo asegura que esta Semana Santa es quizás "la más parecida a la de los primeros cristianos. Ellos se veían obligados a refugiarse en las casas para librarse de las persecuciones. Nosotros para librarnos del 'bicho'. Ellos tenían claro que el Único Salvador es Jesucristo. ¿Nosotros?".
Este joven sacerdote también explica que durante estos días "buscamos todos darnos ánimo, cuidarnos, ayudarnos a vivir esta situación lo mejor posible" y es también algo que intenta hacer "con los dos trabajadores del cementerio. Ellos lo hacen conmigo. Es algo loable y que debemos seguir haciendo" y recuerda y reconoce el esfuerzo de los sanitarios, el personal de limpieza, las residencias, los cocineros, los capellanes, los camioneros, las fuerzas y cuerpos de seguridad, las personas que desinteresadamente están ayudando a las demás.
Pero asegura que además de numerosas muestras de ánimo "aquellos que tenemos fe en que Cristo es el Salvador, no podemos olvidar" que nuestros labios "deben clamar: 'Jesús, Hijo de David, ten compasión de nosotros'. Hemos de recordar el mal, la muerte y la enfermedad aparecieron en el mundo tras el pecado y son consecuencias de él".