El pasado 30 de marzo el Obispo de Palencia (España), Mons. Manuel Herrero, salió del Hospital Río Carrión en el que estuvo 11 días ingresado por coronavirus.
El Prelado dio gracias "a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro, por su amor, por la vida, por su compañía y cercanía, por su Palabra y por su Iglesia", pero también agradeció a todos los fieles de la Iglesia en Palencia, así como a los sacerdotes por su cercanía y oración.
"A los miembros de vida consagrada y a todos los laicos por vuestra fraternidad y solidaridad, expresadas en llamadas, en la oración y en el silencio", así como "al personal sanitario del hospital, médicos, enfermeras, personal auxiliar… a todos".
Según explicó durante los días de enfermedad el Prelado se sintió "palpando la limitación, la fragilidad, la precariedad, incluso con temor y algo de miedo a la muerte, porque estando allí murió un hermano agustino, el P. Agustín Bécares, que había estado en la misma planta que yo".
"Pero a la vez con confianza en Dios, sabiéndome en sus manos; sintiendo que su misericordia y fidelidad sostienen nuestras personas y obras, y que nuestras soledades son siempre acompañadas", subrayó.
También explicó que era especialmente reconfortante "rezar los salmos de Laudes o Vísperas, poniéndome en la piel del salmista y del mismo Señor Jesús, y participar en la Eucaristía por TV unido a toda la Iglesia".