El Presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), Mons .Paul S. Coakley, agradeció y elogió a los miembros del Congreso y al presidente Donald Trump por aprobar una ley de emergencia para aliviar los efectos del coronavirus COVID-19.
El también Arzobispo de Oklahoma City hizo referencia a la "Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica" ante los efectos del coronavirus (CARES Act, por sus siglas en inglés), un paquete de ayuda de emergencia de 2.2 billones de dólares aprobado el viernes 27 de marzo, el más grande en la historia moderna del país. Esta medida es la tercera legislación importante presentada por el Congreso en respuesta al brote.
"Miembros del Congreso y el presidente deben ser elogiados por trabajar juntos durante largas horas y hasta altas horas de la noche para lograr este acuerdo bipartidista, que ofrece alivio de emergencia a millones de estadounidenses que están sufriendo. Dadas las extraordinarias necesidades de este momento, este paquete de $2.2 billones es la acción legislativa más costosa en la historia de Estados Unidos", dijo Mons. Coakley en un comunicado publicado el 28 de marzo.
El Presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano dijo que los obispos están "agradecidos por muchas disposiciones que aliviarán a los pobres y vulnerables, incluidas varias resoluciones que ayudarán a los empleadores a retener a sus trabajadores".
"También por las provisiones que asistirán a muchas personas que desafortunadamente han sido despedidas y quienes necesitarán ingresos inmediatos, cuando las circunstancias actuales hacen que obtener un nuevo trabajo sea mucho más difícil. Es bueno que haya asistencia financiera directa para los estadounidenses de bajos y medianos ingresos, y que habrá una inyección de recursos financieros para hospitales e instituciones de caridad a los que se les pedirá que hagan más que nunca durante esta crisis", comentó el prelado.
Mons. Coakley cree que hoy se está viviendo "la peor crisis de salud pública mundial en nuestras vidas" y "la que puede ser la peor crisis económica desde la Gran Depresión".