VATICANO,
En el mensaje que dirigió a los participantes en un simposio internacional sobre "Dignidad y derechos de la persona discapacitada mental", el Papa Juan Pablo II hizo una férrea defensa de la necesidad de amar y ser amados de los seres humanos con esta desventaja.
El Santo Padre señaló que merece especial atención “el cuidado de las dimensiones afectivas y sexuales de la persona discapacitada” porque “también ella tiene necesidad de amar y de ser amada, de ternura, de cercanía y de intimidad”.
Por desgracia, explicó, “la persona discapacitada debe vivir estas exigencias legítimas y naturales en una situación de desventaja, que se hace cada vez más patente con el paso de la edad infantil a la adulta. Busca relaciones auténticas en las que poder ser apreciado y reconocido como persona".
El Santo Padre explicó que "las personas discapacitadas, desvelando la gran fragilidad de la condición humana, son una expresión del drama del dolor, y en este mundo nuestro, sediento de hedonismo y hechizado por la belleza efímera y falaz, sus dificultades son percibidas con frecuencia como un escándalo y una provocación y sus problemas como un peso que hay que remover o resolver cuanto antes".
Asimismo, recordó que "la persona discapacitada, aun cuando es herida en la mente o en sus capacidades sensoriales e intelectivas, es un sujeto plenamente humano, con los derechos sagrados e inalienables propios de toda criatura humana. Sólo si se reconocen los derechos de los más débiles, se puede decir que una sociedad está fundada en el derecho y en la justicia"
El Papa advirtió que "una sociedad que únicamente diera espacio a los miembros plenamente funcionales, totalmente autónomos e independientes, no sería una sociedad digna del ser humano. La discriminación sobre la base de la eficiencia no es menos condenable que la que se realiza sobre la base de la raza o el sexo o la religión".