El Arzobispo de Barcelona (España); el Cardenal Juan José Omella, explicó en su carta dominical "la epidemia de la soledad" y que afecta especialmente a los ancianos en este tiempo de confinamiento por la pandemia de coronavirus.
"La soledad es una gran epidemia del siglo XXI, se extiende silenciosamente y ya afecta a una gran parte de la población occidental, en especial a los ancianos", precisa el Arzobispo de Barcelona.
También recuerda que en España, por ejemplo, "más de 850.000 personas mayores de ochenta años viven solas" y que durante el año 2019, "los bomberos de Barcelona tuvieron que irrumpir en 141 domicilios para rescatar a ciudadanos que habían fallecido, completamente abandonados, en sus casas. Casi todos superaban los sesenta años".
Por eso animó a que "en este tiempo de Cuaresma y mientras dure el estado de alarma decretado por el gobierno, estemos cerca de las personas más vulnerables: nuestros mayores" y "tomando las precauciones exigidas por las autoridades sanitarias, ofrezcámonos a nuestros vecinos más vulnerables para ir a comprar lo que necesiten, para sacar la bolsa de la basura o para pasear a sus perros".
"Ayudar a los ancianos no es solo un gran acto de amor, sino también una de las limosnas más exigibles a personas que ahora se ven limitadas por la edad o por la enfermedad", subrayó el Cardenal Omella.
De esta manera propuso dedicar unos "quince minutos diarios a llamar a aquellas personas solas que tenemos más cerca: una vecina de edad avanzada que vive sola, una tía-abuela que vemos muy de vez en cuando o, incluso, a nuestros padres".