A medida que más personas contraen el virus COVID-19 en todo el mundo, el ministerio de capellanes de los hospitales se vuelve esencial para los pacientes y profesionales de la salud.
El P. John Anderson, ministro de cuidado de la salud de la Arquidiócesis de Nueva York encargado de supervisar a los 25 sacerdotes que sirven como capellanes de los hospitales de este estado, dijo que los hospitales son el primer frente para salvar vidas y también almas, y que "en los últimos cinco a diez años, los hospitales son los mejores espacios donde estamos haciendo evangelización".
El P. Anderson también es vicepresidente de la integración de las misiones en ArchCare, un sistema de la Arquidiócesis de Nueva York que brinda servicios de post cuidados intensivos a personas que no pueden cuidar de sí mismas.
ArchCare atiende a nueve mil personas por día en lugares como hogares de ancianos, hospitales especializados y programas de cuidado de largo plazo para afiliados a Medicaid, un seguro de salud del gobierno de Estados Unidos que ayuda a las personas de bajos ingresos a pagar sus cuentas médicas.
"Conocemos mucha gente que no ha visto a un sacerdote, o no ha estado en una iglesia en cinco, diez, quince e incluso tal vez más años", dijo el P. Anderson. "Entonces, cuando formamos sacerdotes para el ministerio hospitalario, les hablamos mucho sobre dar la bienvenida a las personas, de ser hospitalarios. Ciertamente, queremos que ello continúe durante esta crisis".
A medida que la pandemia del coronavirus se extiende, las capellanías de los hospitales están en creciente demanda. El número de casos confirmados de COVID-19 ha escalado a más de 14 mil personas en los Estados Unidos hasta el viernes 20 de marzo, y los científicos advirtieron que dada la falta de suficientes pruebas de COVID-19, el número de infectados probablemente sería mucho mayor.