El Arzobispo de Piura y Tumbes (Perú), Mons. José Antonio Eguren, llamó a los sacerdotes poner el máximo celo en llevar los sacramentos a los enfermos y no dejar de celebrar la Misa privadamente, pues "es la hora de la fe y de la oración confiada en Dios" ante la emergencia por la expansión del coronavirus.
Días atrás el Prelado había pedido a los sacerdotes celebrar más Misas para evitar la aglomeración de fieles en las iglesias y evitar el contagio de coronavirus, sin embargo, tras la decisión del Gobierno peruano de declarar el estado de emergencia, Mons. Eguren llamó a obedecer a las autoridades y suspender, hasta nuevo aviso, "todas las celebraciones públicas de la Santa Misa, tanto dominicales como diarias, así como de los demás sacramentos (bautismos, confirmaciones, matrimonios, misas de exequias, etc.)".
Este martes 17 el Gobierno informó que el número de infectados aumentó a 117 personas. El 15 de marzo declaró la emergencia nacional con un plazo de quince días de aislamiento social obligatorio para detener el avance del COVID-19, dejando en funcionamiento solo los servicios básicos.
En su mensaje, Mons. Eguren recordó que ha dispensado a los fieles "de participar de la Misa dominical y de las fiestas de precepto hasta nuevo aviso". Además, "están suspendidas las reuniones de todo tipo en las parroquias y en los centros pastorales. Las secretarías parroquiales deberán estar cerradas".
"También les reitero que están suspendidas las procesiones, los Vía Crucis, la Jornada '24 Horas para el Señor', las fiestas patronales, y cualquier otra forma de religiosidad popular pública", añadió.
A los sacerdotes pidió no dejar "de celebrar privadamente la Santa Misa, porque ella sostiene al mundo". "A través de la celebración de la Santa Misa, traemos al mundo los tesoros infinitos de la redención y del amor de Dios, que en la Cruz de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos ha salvado y sanado: 'Sus heridas nos han curado'", afirmó.