VATICANO,
El Papa Francisco señaló que Dios actúa siempre en las cosas sencillas, no sólo en lo extraordinario, actúa "en la sencillez de la casa de Nazaret, en la sencillez del trabajo de cada día, en la sencillez de la oración".
Así lo afirmó en la homilía de la Misa celebrada este lunes 16 de marzo en la Casa Santa Marta. El Santo Padre comentó la del Segundo Libro de los Reyes, donde se narra cómo el profeta Eliseo cura de la lepra a Naaman, jefe del ejército del rey de Aram, y el Evangelio del día, de San Lucas, donde se cuenta la enseñanza de Jesús en la sinagoga de Nazaret.
"En los dos textos que hoy la liturgia nos hace meditar hay una actitud que llama la atención, una actitud humana, pero no de buen espíritu: la indignación", explicó el Papa.
Señaló cómo "la gente de Nazaret comenzó a escuchar a Jesús. Le gustaba cómo hablaba. Pero luego, alguno decía: 'Pero este, ¿en qué universidad ha estudiado? Este es hijo de María y José, este era carpintero. ¿Qué es lo que viene a decir?'".
Entonces, "el pueblo se indignó. Entran en esa indignación, y esa indignación los lleva a la violencia, y ese Jesús al que admiraban al inicio de la predicación es expulsado fuera para lanzarlo desde lo alto del monte".
Algo parecido se narra en el Segundo Libro de los Reyes, donde "Naaman, que era un hombre bueno, abierto a la fe, pero cuando el profeta le pide que vaya a bañarse siete veces al Jordán, se indigna. 'Pero, ¿cómo puede ser? Yo que había dicho: ¡Seguramente saldrá, se detendrá, invocará el nombre de Yahveh su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra!'".