El Papa Francisco condenó la "idolatría del dinero, la codicia y la especulación", al reunirse con los participantes de la iniciativa "Nuevas formas de fraternidad solidaria, de inclusión, integración e innovación" realizado en la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.
En su discurso pronunciado este 5 de febrero en la Casina Pio IV del Vaticano, el Pontífice pidió a los participantes "construir puentes, puentes que favorezcan el desarrollo de una mirada solidaria desde los bancos, las finanzas, los gobiernos y las decisiones económicas".
El Papa alertó sobre los "cientos de millones de personas que están sumidas en la pobreza extrema y carecen de alimentos, vivienda, atención médica, escuelas, electricidad, agua potable y servicios de saneamiento adecuados e indispensables", y añadió que "se calcula que aproximadamente cinco millones de niños menores de 5 años este año morirán a causa de la pobreza. Otros 260 millones de niños carecerán de educación debido a falta de recursos, debido las guerras y las migraciones. Esto en un mundo rico ¿eh?".
"Esta situación ha propiciado que millones de personas sean víctimas de la trata y de las nuevas formas de esclavitud, como el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico de órganos. No cuentan con ningún derecho y garantías; ni siquiera pueden disfrutar de la amistad o de la familia. Estas realidades no deben ser motivo de desesperación, no, sino de acción. Son realidades que nos mueven a que hagamos algo", advirtió el Papa.
Francisco dijo que el principal mensaje de esperanza es que "se trata de problemas solucionables y no de ausencia de recursos", porque "no existe un determinismo que nos condene a la inequidad universal".
En esta línea, el Pontífice explicó que a esta "globalización de la indiferencia" San Juan Pablo II la llamó "estructuras de pecado". "Tales estructuras encuentran una atmósfera propicia para su expansión cada vez que el bien común viene reducido o limitado a determinados sectores o, en el caso que nos convoca, cuando la economía y las finanzas se vuelven un fin en sí mismas", señaló Francisco.